ADIOS
Este documento se lo dedico a todos aquellos y aquellas que han cruzado mi camino y aún siguen en mi menta. Aquellos a los que no recuerdo, qué me perdonen. Llegados a mi edad, la memoria a veces nos falla.
Una mala bestia nanomilimétrica se pasea de forma maquiavelica por los alrededores y no se a demostrado que no me asaltara y luego me derribara. Sepáis qué no me importa nada. La vida me ha enseñado que todo es perfecto, todo está bien. Enrique volvió para darse cuenta que el Universo estaba fuera de la concepción dualista humana.
SOLOS los hombres han creado el bien y el mal, lo perfecto e imperfecto. Ellos que son pequeños pedazos de Universo con patas, se creen los amos. Estos bípedos imbéciles pues, han inventado una dualidad existente únicamente en sus cerebros nebulosos, los conceptos de religión. Con resultado en infinitos enfrentamientos ideológicos hasta guerras armadas también sin fin. Otros han recurrido a lo que pretenden ser una ciencia, pero es solo mito: la filosofía. Se masturban el coco deleitándose en ello. El semen que a veces resulta, nunca a dado un mínimo éxito en el intento de hacer avanzar la condición humana.
La ciencia habría podido dar a los hombres la extraordinaria posibilidad de vivir todos en armonía y disfrutar de una gran comodidad de manera igualitaria. Puesta al servicio del provecho, de la religión, del bien y del mal, se ha transformado en bombas atómicas y últimamente en crear horribles virus. Solo ha favorecido a los poderosos a expensas de los más humildes. Los científicos nunca han visto más allá que sus respectivas narices. Han desarrollado materiales inexistentes en la Tierra sin prever en ningún momento qué iban a destruirla.
Y así es como ya no podemos encontrar ningún pez, por más pequeño que sea, que no haya ingerido micropartículas de plástico. Que los residuos de plutonio y otras guarradas nucleares fueron arrastrados al abismo oceánico en bidones que se están empezando a desintegrar. Residuos acompañados de millones de bombas de gas de combate aún activas que también se oxidan liberando sus terribles venenos en las aguas, cuya sal pronto será la de la amargura y luego de la muerte.
Mi dulce hija Alicia conoce mis pensamientos y es consciente del legado que cae sobre sus hombros. Ya es demasiado tarde para hacer algo. Sabe que vivirá lo que le ha sido planeado para ella y es feliz con ello. Si, como muchos, decide un día erigir barricadas frente a la tiranía, será pues su problema y no el mío. Yo también me rebelé antes de comprender. Los pueblos que quieren levantarse contra la aberración, están paralizados hoy por otro miedo. El del virus. Confinados, ya no pueden gritar su decepción y mañana serán aún más explotables con basura inyectada a la fuerza mediante vacunas obligatorias.
La era de del hombre nunca ha existido realmente, la de la oveja balante sigue floreciendo.
Enrique se despide por si fuera a partir pronto. Habrá podido finalmente escapar de esta mierda infame y desea, él que conoce la reencarnación, no volver jamás. Sabe que ha vivido como pequeño pedazo del Universo con patas y que mañana se fundirá en una fuerza desconocida de los humanos.
La de la vibración del tiempo.
Gracias Alicia por la traducción de mi versión francesa.
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